La tarde se derrama fría
y triste
y gris
y se filtra en la luz mortecina
y triste
y fría
y empapa de sombra las calles grises
y tristes
y húmedas
que abren un sordo grito al cielo lívido.
La tarde abate corazones empapados, agotados
y almas acuosas, derrotadas, resignadas
para las que no da ya esperanza el día.
La tarde cae pero por encima
se levanta, emerge,
torre de cristal,
bloque fulgente,
espejo alzado, oro,
oro intenso, desafío
al sol que huye, resplandor
de brasa última, última esperanza
que nos queda ya del día.